jueves, 17 de febrero de 2011

Escribiendo...

Escribiendo... y a la vez viviendo. Sin andar bebiendo, diciendo que aquello perfecto no es lo desposeído de defectos. Cientos de miles, con miles y cientos, alrededor de un fuego, hermoso, contando cuentos. ¿Para qué mentir? Si lo que de verdad gusta es un escarmiento. Derribando a cada imbécil, su mente es débil a mis sentimientos. Postrados a mis pies miles de papeles en blanco, rezando a un Dios que no existe, tan solo porque mi boli les visite. Riendo, borracho de Amor y letras. Atranco la puerta, cuchillo en mano. Siendo dulce a un lado, al otro muy amargo. Sin lazos, enamorado. Clavo en mi cara el artilugio afilado, buscando algo más valioso que me han dicho que se esconde debajo...

Caminando. Mirando a la vida a los ojos, declarando espacios, no letras. Pinchando globos y relatando todo. ¿Será un cuento de hadas o una historia de terror? Unas hadas que sembraban desolación, sin más pasión que la sin-razón del corazón. Será un cuento real, donde no hay hadas ni duendes, pero sí relatos fantásticos. No podré ponerlo aquí hasta que no termine de mi vida sus largos años. Haciendo todos los espejos añicos, tentar al mundo es mi peor vicio, no temerle es mi virtud. Puede que valor, puede que esté loco, solo sé que no me dedico al miedo y los sollozos...

Existen muchos, pero me he alzado de entre todos. Abriendo paso aunque sea con los codos, así sea haciendo saltar mi vida a trozos. ¿Quién está donde yo estoy? No hay nadie más, pero no estoy solo. Que nadie haya elegido mi camino, no significa que no tenga a gente a mi lado. Cada uno de ellos tiene su propio tránsito, cada uno cúspide de su ámbito. Esto no es clásico, pero sí mágico. Deja que fluya, que tu mente huya y que escape de la limitación de los que pisan tu entusiasmo. Que no es de nadie, sino tuya.

Hasta fenecer, abierto hasta el amanecer. No afectaran treces con memeces, mas sí dando aluvión del centurión que trae el ocaso con creces. La sensación del déjà vu, visto cientos y cientos de veces. Sentimientos que crecen y mecen a aquel que se deje convencer. Argumentos validos, les hago mis rehenes, a las tonterías que les den. Sin monerías faltas de quicio que el entendimiento estremecen.

Oficio de escritor, no me es mester, pero sí es mi menester hacer de cada texto, cada obra, cada línea, cada palabra una lanza que porte mensajes de esperanza a cualquier raza. Que porte mejores los deseos, que obvie a los reos y que transforme cada segundo en un profundo resquicio bendito, en el que creo.

1 comentario:

Unknown dijo...

"No hay nadie más, pero no estoy solo."

Fue complicado quedarme con sólo una frase de este texto locamente enriquecidor y armonioso, pero esta fue la que más me hizo pensar: "que crack".