domingo, 20 de febrero de 2011

Confesión de un poeta.

En un etapa anterior de mi vida, llena nos más que de amargura, desorden mental, pensares molestos e impuros, una etapa en la que dedicaba cada segundo, cada neurona o odiar y despreciar a todo ser que me rodease, y como no a odiarme y despreciarme a mi mismo por el simple hecho de mantener mi cuerpo activo y mi alma ligada a este mundo,sin mencionar a mi mente, que muy pocas veces se dignaba a actuar y otras tantas ni si quiera a estar presente. Hablando de este don,que nos ha dado Dios... ( dejar claro que hago caso nulo a “este ente”, y que solo utilizo esta frase hecha,por estúpidos ilusos, para dar algo de énfasis a, este, mi relato) ...la mente, el don de pensar por uno mismo, o eso solemos creer, que en mi caso y en esta etapa disponía de absoluta corrupción y donde solo había oscuro odio, lugar corrupto al igual que mi corazón rodeado de un muro de agobio, que impedía la entrada y salidas de sentimientos buenos, tiernos y felices. Un agobio que echaba por mi alma entrelazadas raíces, alimentándose de la ira y agrietando la calma, en cada intento en el que estiraba la posibilidad de alzarse sobre el miedo que mis ojos sembraban en este elemento hielo.


Un día, en el que me senté en el frío suelo cansado de mirar al frente, solo viendo vació y oscuridad, incapaz de ver algo de luminosidad, llegó a mi un sentir que siguió el recorrido de mis venas,un sentir que quebró la coraza de mi corazón y de la que, ahora, queda rastro a penas,un sentir que con dulzura se abraza a mi como si de una luz blanca y pura se tratara. Y sí, hablo de ti, mi Musa, que se o al menos espero que en este momento de lectura sonrías,pues este escrito a ti de dedico,pues espero que te guste tanto como a mi tu sonrisa,pues te tengo tantas cosas que decir que palabras pocas han de existir.

Tras darme cuenta de tu timidez al pedirme un beso, decirte tengo que este es el secreto y sentido de mi universo, que tras mucho andar a tientas me tropecé con tu mirada y me aferre a ella como si de una razón para vivir se tratara, que si no fuera por el calor de tu piel, el brillar de tus ojos, la dulce miel de tus labios... Si no fuera por todo esto y más mi corazón hubiera muerto ya. Pero no me importa haber pensado en este mal pues todos aquellos pesares he obviado ¿ Por qué? Me pregunto yo, pues por el simple hecho de tu presencia,me respondo yo, al mirarte,al apreciarte,al adorarte, al tocarte, al abrazarte, al besarte,me respondo por cada segundo que contigo he pasado,paso y pasaré.


Aquí termina mi confesión, en la que he intentado simplificar y resumir lo que siento,ya que aunque quisiera no podría expresarlo todo en su totalidad. Gracias mi Musa, gracias por haberme ofrecido la opción de confesarme,no ante un cura ni ante dios,sino ante tu ojos,ante tu mirada que cual alma pura emana tranquilidad y calma... ese estado anímico tan anhelado por mi,y que tu me has ofrecido.

No hay comentarios: