sábado, 5 de febrero de 2011

Algo cotidiano I: Una ducha.

Ese lugar al que, alguno, tiene un aparente miedo, causándose así en el un horrendo hedor capaz de ahuyendar a la más brava fiera; al animal de todos más feroz.

Aunque, afortunadamente, existe una mayoría abrumadora la cual disfruta "cantando bajo la lluvia", lluvia caliente que desprende mi querida ducha.

Mi cuerpo, quizá sudoroso, quizá maloliente o quizá, simplemente, caprichoso, como impulsado por parte de mi subconsciente -aunque también un tanto consciente- "vete a la ducha" me pide. Sin más, emprendo mi corto camino, con algo de pereza, como sucede con otros tantos hábitos. Abro la puerta, sin malgastar mis fuerzas. Prendo la pálida y amarillenta luz que me acompañará el resto de mi dulce velada. Me desprendo de las prendas que, hasta entonces, me cubrían; y lo que debían esconder, escondían. No sin antes abrirla, el agua ya caía, aunque aún fría (la muy jodida). De pie aguardo a que caliente... -"¡venga ya, madre mía!"-. Una vez conforme con la... "¡oh, mierda, no, está ardiente... casi hierve!". Complicada calibración de temperatura. En fin, instantes más tarde, mi cuerpo estándar-casi-gordito encontraba ya a la húmeda (jiji) y casi-caliente agua perfecta. Son mis pies los primeros y únicos en sumergirse en unos pocos centímetros de ese trasparente líquido. Tras ellos, ese objeto por donde escapa, comprimido, H2O, dióxido d... coño, agua, que unos llaman regadera, otros mango (entre otros vegetales, tales como alcachofa e incluso lechuga), otros ducha, a secas, o grifo también... sube por mis aterciopeladas piernas, más blancas de rodilla para arriba. Sigue subiendo; llega a... sigue subiendo, hasta lograr humedecer o, más bien dicho, bañar, torso, cuello, testa, cabello y, en general, el cuerpo. Entonces, como si de una intervención divina se tratase, pienso en dónde me encuentro (y qué significa ese "dónde"). A describíroslo empiezo:

Ese lugar de culto, totalmente sagrado, y repercusor directo de una cantidad ingente de ideas que surgen como desde lo más profundo del Abismo y que fluyen, cual agua por el vasto océano o aire por el infinito firmamento, pero que luego nunca llegan a ser anotadas o explicitadas, quedando éstas excentas de ser compartidas y, en su defecto, disfrutadas o sufridas; apoyadas o rechazadas.


Y corto de lleno mis nimias conclusiones, como corto el agua que caía a borbollones. Me inclino ligeramente, como en una cutre reverencia, hasta alcanzar el avainillado gel. Lo esparzo con paciencia, hasta que la espuma cubra mi cuerpo. Después el champú, con una extraña esencia, algo parecido a menta... Extraña mezcla. Vuelve a caer en mí la líquida trasparencia, de la cabeza a los pies. No la veo, la siento. Los ojos cerrados auguran disparos de pensamientos, que en mí siguen residiendo. Ideas surrealistas varias brotaban, aunque tímidamente. Traducirlas tendría escaso sentido, y la pedantería en cada una de las frases se encontraría.

Así, extiendo el brazo, y mi mano cierra el grifo. Una áspera y verde toalla me espera.

¿A qué no logras adivinar dónde se me ocurrió el que debiera escribir esto?

5 comentarios:

CryptoQuid dijo...

Veo que ya has empezado con lo de describir cosas cotidianas. Esta muy bien... jajaja, sobretodo me gusto el trayecto que recorrio la regadera de pies a cabeza... jajaja

Unknown dijo...

Si jaja.

Se me olvidaba comentarlo: si os dais cuenta puse como título "Algo cotidiano I...", eso no es una "i", es un uno en números romanos (por si acaso... jajaja). Lo que quiere decir ese uno es que deseo leer más "Algo cotidiano" explicados como nunca antes se había hecho. Espero que alguno se atreva. Yo desde luego que intentaré escribir más. Espero no quedarme *forever alone*.

A friend dijo...

Tranquilo,"forever alone" no te quedas, yo los leo y te comento :)me gusta como escribes enserio jiji, no sé tu forma de escribir tiene algo diferente.

Unknown dijo...

Gracias, gracias... ¡pero da la cara! Jajajajajaja

Rut dijo...

soy yo ;)