lunes, 8 de noviembre de 2010

Superhéroe. Vol 1.

Una noche oscura, lluviosa, una lluvia intensa, de esa que hace ruido, en chapas, metales, coches, alcantarillas... de esas que desbordan canalones, que provocan un ruido, no ensordecedor, pero si mas bien pesado. De un oscuro, que solo era enturbiado por la luz de las farolas, blancas, no eran nuevas, eran de las antiguas, las de ahora son de un amarillo irritante... además de que, de vez en cuando, el cielo era iluminado por un rayo que lo cruzaba de lado a lado. Para alguien que no tema mojarse, ni a la oscuridad, ni a los rayos y que sepa apreciar el color blanco de las farolas antiguas, era una noche intensamente agradable, entrañable, para repetir.

Lástima que no quisiera repetir. No estaba de humor para repetir. Es más, ni siquiera había prestado atención a esa noche tan maravillosamente encantadora. No quería ver ni esa noche, ni el día, ni ninguna otra cosa, simplemente, quería acabar ya. Estaba, no en un rascacielos, pero sí en un bloque de apartamentos bastante alto. La ya encantadora noche, terminaba de mostrar su atractivo presentando la caída de la lluvia desde tal perspectiva, sin duda una vista... arrebatadora, que él, no estaba disfrutando. Se subió al muro de la azotea, no era muy alto, le llagaba por la cadera. Miró hacia abajo... y pensó: "Aquí termina todo, supongo".

Tenía un pie en el vacío, cuando escucho gritos. Una discusión entre una hija y su padre. No parecía nada del otro mundo. Volvió a mirar hacia la calle, no había nadie. De pronto, escuchó portazos, unos pasos que parecían acercase escalera arriba y finalmente la puerta de la azotea abrirse. Parecía la chica de abajo. Caminó sollozando hacia una esquina y se tiró allí. En este momento pensó nuestro hombre: "Plan de vuelo cancelado".

Bajó del muro de la azotea, practicamente no hizo ruido. Caminó muy despacio intuyendo, entre el ruido de la lluvia, y la oscuridad, dónde estaba la joven por sus incesantes llantos. Si había algo que le desgarraba, era el llanto. Cuando llegó a la altura de la muchacha, pudo ver su rostro gracias a que esta se había resguardado en un cuarto de herramientas, un tanto en desuso y que poseía una pequeña, pero suficiente luz. Era de tez blanquecina, ojos marrones y rodeados de un aro rojo causado por las lágrimas derramadas. Era de estatura media, 1'60 tal vez, claro que agazapada de aquella manera, no era fácil discernir su altura. Su pelo era castaño, era imposible determinar si rizado o liso, le cubría parcialmente la cara y se empapaba aún más con las aguas que manaban de los ojos de su propietaria. Y sus líneas faciales dibujaban un dulce rostro cuando se apartó los cabellos, aún reflejando tristeza, su belleza era considerable.

Un carraspeo y la chica levantó la mirada, que se cruzó con el apenado y preocupado rostro del hombre, que dijo:

- Me llamo Roma, encantado. A la vez que apenado por haberte conocido con tremendo temporal.

La chica sonrió y añadió:

- Ojalá el temporal fuera el peor de mis problemas. Encantada, me llamo Ari. ¿Podrías sentarte junto a mí? No quiero estar sola.

6 comentarios:

Branislav Bozanic dijo...

ari se llama ari ? xDDDDDDD se sale me gusto mucho

CryptoQuid dijo...

Tio, Roma ; Amor, Ari ; Ira... no es muy dificil!! xD

Unknown dijo...

Uhm... interesantes nombres jajaja. Me gustaron mucho las descripciones, tanto precisas como preciosas. Espero ansioso la segunda entrega! (:

Branislav Bozanic dijo...

xDDDDDDDDDD se sale

Raquel dijo...

A mí también me gusta, para cuándo la segunda parte?

CryptoQuid dijo...

Jajaja me alegra que cause tanto revuelo xD, solo cabe esperar que Doña Inspiracion visite pronto.