sábado, 16 de octubre de 2010

Ilusiones, desilusiones, contradicciones

Ilusiones... es algo que hace tiempo tuve que olvidar. Abandonarlas, dejarlas tiradas en la cuneta, en respuesta a dejarme ellas a mí en las letrinas. Dispuesto a olvidar, pero, al olvido se le fue de la mente el tener compasión conmigo. La desilusión es algo normal de nuestras vidas, puede esperarte tras cualquier esquina pero, cuando llega un punto en el que parece estar ensañada contigo, te lo replanteas. Te dices: "Chico, olvídate ya de todo eso que esperas".

Así se comienza a abandonar todas las ilusiones, todos esos pequeños deseos a corto plazo, no son ambiciosos, simplemente son una muestra de tu imaginación de cómo podrías ser feliz... y duele... que tantas veces te sea mostrado el elixir de la vida en pequeñas medidas y que de un solo parpadeo te lo quiten de la vista. Tanta desilusión es dolorosa, te quema las entrañas y te convierte en todo aquello que cualquier ser inteligente odia, un amargado, terco, conformista, auto-complaciente en tu desdicha y un vulgar despojo de lo que fueras antaño.

Así fue, como eliminó la ilusiones de mi vida. Dolía demasiado tenerlas todos los días, ver lo que querías y que delante de mi perpleja cara, me fuera arrebatado todo antojo de felicidad. Sin ilusión, no hay desilusión.

Todo iba bien, sin pensar en lo que podía tener, sin imaginación de mi futuro y sin muestra de lo que quiero y no puedo poseer. Pero, todo termina. Un día, en una tertulia, como otra cualquiera, debatiendo dilemas, salio el planteamiento de, sin ilusiones...¿qué es un hombre sin ilusiones?¿Qué es de aquel hombre que no aspire a más?¿Qué es de aquel hombre que no desee ni su propia felicidad? Cabizbajo, a reflexionar.

No es por esto únicamente, porque, en nuestra vida, siempre aparece algo que hayamos deseado fuertemente siempre, o... afloran sentimientos de repente. Entonces, no puedes evitar dejar a tu mente volar por cualquier idilio impensable, todo aquel, en el que tu felicidad no fuera cuestionable. Se que no es bueno hacerlo pero... es tan grato pensar en poseer la preciada semilla de tus sonrisas... es tan fabuloso, flotar, aunque solo sea unos segundos por ese mar de fantasía... es como una droga, te engancha y no puedes escapar, si intento no pensar, me pongo a vagar por mis ideas realizando todo tipo de giros para esquivar cualquier idea de felicidad...

Renegado de las ilusiones, pero, quien no se ilusiona, no se desilusiona.
Quien no aspira, no posee.

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