viernes, 18 de noviembre de 2011

Miscelánea I

Poemas variopintos que fueron en su día escritos aunque nunca mostrados.
Parte Primera:





Sin título I

Habré cometido errores a millones,
habré huido en demasiadas ocasiones
de quererte, de aprovecharte,
de verte, de odiarte.

Habré navegado por los más gélidos mares,
habré sido preso de mí mismo,
del destino, del antagonismo,
del miedo y de tu egocentrismo.

Habré sufrido la ceguera -severa-,
habré sido herido por sus espadas certeras
y aunque decaiga, desfallezca,
sufra o muera,
muera de amor
cual alma perdida
y cautiva.

Aunque se apodere de mí
esa sensación de soledad
de aparente maldad
aparente,
me veré cara a cara
con la cobardía;
he de vencer a la cobardía
tan solo presente en mi subconsciente
el cual me atrapa
y me engaña,
me miente.
Sin título II

Esa sensación de sentirme como en casa
hace de este trofeo una posesión indigna
de mi persona,
la cual oculta
en verso y prosa
sus más profundos males
y sus más sinceros bienes.

Observo cuánta belleza esconde
incluso un día gris.
Agradezco desde aquí
el amor que obtuve
a cambio de lo poco que ofrecí,
siervo de mis caprichos y ambiciones
que en ocasiones
no me dejan vivir.

Puede que la oscuridad se apodere hoy de mí;
espero, deseo, preveo
que aparezca alguien allí.

Saco la conclusión así
de que son estos “incógnitos”
la verdadera razón por los que podría morir.


––––––––––––––––––––––––––––––––


Castigos del destino en un viaje onírico

Deseo que sea un sueño
pero es real,
frío como el recuerdo de tu aliento
tan cálido y placentero.
Preso de estos versos
cual corazón cautivo
huyendo del destino,
destino ciertamente dubitativo.

“Todo es mentira”
me repito.
“Ojalá”
susurra el eco.

Siembra desesperación
el no tenerte
para así poder olerte,
de cerca verte, tocarte, oírte…
saborearte.
Amarte.
De menos echarte
cuando de más también lo hice.

Perfeccionista
con vuestra merced
como con mi vida misma.
Sin embargo,
la absolución paulatinamente
dista.

Mis ilusiones
por con alguien
desahogarme fracasan.
Arranco la hoja,
rompo la hoja,
arrugo la hoja,
arrojo la hoja
y reaparece otra.
Maldito sea quien
allí te coloque,
y gracias.

Que me comprenda
quien haya
tus labios rozado;
labios en los que pintaba
infinidad de sueños.

O quien haya
observado en tus ojos
aguados su reflejo
y un invisible y apaciguado
mar de esperanza.

O quien haya
al menos
garabateado en tu
piel templada
jeroglíficos sin sentido.

Solía disfrutar cuando
cantabas, reías,
callabas, hacia abajo
mirabas.
Me comprendías;
y ahora a veces también
me comprendes.

Y me preguntan
que qué es el arte;
bastardos inútiles,
arte eres
tú.


––––––––––––––––––––––––––––––––


Miradas

Y me cruzo con miradas,
miradas que me hunden,
que me avivan,
que enloquecen
y hacen que grite
mi subconsciente:
“ruge, ruge…
fiera sin sino
cual corazón podrido
en un mundo donde
el único mal
es meramente imaginativo”.

Y miradas
ensordecedoras,
contradictorias,
pero las adoras
aunque no las mencionas.


––––––––––––––––––––––


Cinco y pico de la mañana

En Pleno albor poético,
siendo moral y ético
-aunque no tan estético-
divago en una bajada,
frenético.

¡Por fin la inspiración
hállase hallada!
Bendito viaje costero,
solución de la encrucijada
de mi mente roída,
estallada.

Nuevamente el tío de siempre:
paranoico, demente.
Buenos días y buenas noches,
gente.

––––––––––––––––––––––



1 comentario:

Unknown dijo...

Qué gustazo. Cuanta improvisación y genialidad entre tus versos. Es un auténtico deleite amigo!