sábado, 21 de mayo de 2011

Siempre cuando no estás...


Cada susurro un placer oculto, cada caricia furtiva me cautiva. Cada detalle de tu sonrisa me hipnotiza, más la prisa por ver mis ojos en los tuyos y sentir el murmullo con el que respiras. Solo un dedo, desliza, se funde en mil fantasías recorriendo tu piel; y rezo, por hallar consuelo en uno de tus besos. Excelso placer que siento, con tus “te quiero”, más amargos tus “adiós” que asemejan la hiel. En mis desvelos por encontrar la concesión divina de mis deseos, enloquezco de alegría en desespero, que es mi credo proteger y velar tu miel.
Me siento preso en la distancia, que me anega en la cárcel de mi corazón, lejos de tu tacto y de tu amor. Más siento este ansia maldita, que me precipita hacia el tormento de que echo de menos tus besos, recorrer tu cuerpo con mis dedos, besar tu cuello, oír tu voz; detesto que lo único que tenga de ti, sea tu ausencia y tu recuerdo, instrumentos que solo valen para conseguir que quiera más aún estar junto a tus destellos, estrecharte entre mis brazos y darte un beso.

1 comentario:

Anónimo dijo...

leer y sentir...
muy bueno