miércoles, 18 de mayo de 2011

¿Qué le vamos a hacer?

Hace nada que me enteré de que Osama Bin Ladden había sido ejecutado por las fuerzas de Estados Unidos de América. Ésto me recordó como empezó todo: Saddam, los talibanes, armas de destrucción masiva, etc... Ésto me recordó la mierda que somos. Me recordó a los niños soldado, a los niños muriendo de hambre, a mujeres y hombres destrozados por unos ambiciosos de estúpido oro negro. Familias, linajes, costumbres destruidas y para siempre borradas de la memoria. Derechos quebrantados, injusticias, almas inocentes cobradas. Y todo este asqueroso caos lo paga quien no debe. No hablo de cuestiones monetarias -que también- sino más bien de cuestiones de vida o muerte. Porque estas estúpidas guerras, no solo han causado muerte y destrucción allí donde están, sino que han causado hambrunas, matanzas injustas y que seres humanos convivan cara a cara con la pobreza más dura. Está claro que no solo hablo de la guerra de Irak o Afganistán o de Gaaza. Sino de la ocupación de otros muchos lugares (que no voy a enumerar) y de que nosotros lo veamos normal.


Y si hay algo que me quema el pecho es que la gente diga: "¿Y qué le vamos a hacer?". A mí me molesta bastante que hoy día unas balas valgan menos que unas monedas; una bala del calibre 50. (para mayor aproximación del tamaño de la bala, es un poco mas grande que un billete de 20 euros) , un proyectil capaz de arrancar de cuajo un brazo de un hombre adulto, capaz de despedazar, la bala más cara existente al alcance del público, que puede contener explosivos antipersona (con lo cual nos convertiríamos en picadillo, literalmente), cuesta alrededor de unos 5$ ¿Eso vale una vida humana?¿una vida vale 5 dólares? No sé, me jode vivir en un mundo donde el precio máximo que se pone para matar a un hijo, a una hermana, a un padre, a una madre... sea de 5 dólares. O que incluso ese acto cruel sea realizado por un ignorante que libra una guerra que otros han desatado desde su mansión en Beverly Hills, simplemente por petróleo. Pero puede que todo esto sea verdaderamente normal y bueno, y yo sea un idiota inconformista, un renegado excéntrico que no reconoce propiedades humanas en los políticos que ve por la tele y que a menudo ve hilos tirando de sus chaquetas. Puede que sea yo...


Pero antes de irme a dormir, no puedo evitar pensar que la batería de mi móvil ha costado una jornada de trabajo a algún niño africano sin desayuno. No me cabe en la cabeza que nosotros derrochemos agua en nuestras piscinas, en nuestras bañeras; y ellos no puedan bañarse, ni siquiera beber por miedo a contraer, como mínimo, disentería. Me hierve la sangre que se haya destinado mayor cantidad de dinero para la industria armamentística que para la educación o la sanidad, cuando está claro que la gripe mata más gente en el mundo, en cualquier país, que ese perseguido terrorismo al que tanto pánico se le tiene -puede que también sea según quien lo diga...-. Me jode muchísimo, que existan más de 10 empresas multimillonarias dedicadas a crear obesidad y adictos a la comida, con sus innovadoras recetas y su agresiva propaganda; al acecho del más ínfimo céntimo, recortando gastos al máximo y pormulgando la insalubridad como estereotipo subliminal de vida. Mientras, en los "paises susbdesarrollados" luchan por una comida al día, una comida llena de bichos y gérmenes, enfermedades; para sobrevivir... mientras aquí se derrocha comida... hasta en un perro. Me da risa que, mujeres estúpidas y hombres institucionales, creen fachadas de igualdad de sexo, luchando contra la faceta machista de la lengua española, para luego irse a una discoteca a bailar reggaeton; cuyo baile, se basa en frotar insistentemente tus partes íntimas con las de algún individuo del otro sexo, al que conoces, o no... en mi opinión, situación aún más degradante para la mujer que cualquier otro aspecto de la lengua. Mientras, en el otro hemisferio, la cliterectomía sigue estando muy de moda, y las mujeres de los suburbios indúes, se ven con sus hijos a cuestas porque en esos lugares (a pesar del resto de condiciones decadentes de la periferia de las ciudades de la India) un hombre para divorciarse, solo tiene que repetir tres veces "me divorcio de ti"...


Estas y muchas cosas más hacen que me coma la cabeza por la noche, antes de dormirme. Pero si hay algo que me encanta es que aquí, donde yo vivo, un país asquerosamente occidental; la gente piensa que no tiene ni voz ni voto sobre esas cuestiones... si no lo tenemos nosotros, ¿quien lo va a tener? Puede que con el tiempo nos hayan hecho creer que no lo tenemos, o puede que de verdad nos lo hayan quitado.


Y a todas éstas... ¿qué le vamos a hacer?

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