jueves, 1 de septiembre de 2011

La cuestion es: ¿Tan importante te crees para que la gente te escuche?

Como siempre, son preguntas de las que el resto pasa de contestar o tras unos inútiles segundos la desecha. Y debiera yo hacerlo así, supongo, pero hace muchos años que, ciertamente, escuché esta pregunta; que se la hace el inspector Mills al asesino en serie John Doe, en la película Seven. Al parecer, no es una pregunta que entrañe misterio, pero, profundizando, caes en que si respondes "sí" casi podría tachársete de soberbio, pero si respondes "no" tendrías, tarde o temprano, que desembocar en un complejo de inferioridad.

Es complicado, porque partiendo del "si": ¿quién te ha otorgado tal importancia? Puede ser la DEMOCRACIA -inexistente-, la ineludible cita puesta en nuestras bocas desde hace tiempo, como miel que moja nuestros labios de libertad para luego cercenar nuestros sueños de grandeza y desmontar, por sus intrincados -añadidos- entresijos, nuestra lógica. Bien, partamos desde la democracia ¿Quién, soberbio ciudadano de a pie, te ha otorgado el don impoluto y liberador de concluir que tu propuesta, por H o por B, es mejor que la de tu vecino? ¿Acaso podrían ser tus propios y egoístas intereses de avaricia y corrupción, sin sentido común y ávidos de la maldad que entrañan los placeres, ya sean por omisión o adición, dignos de ser oídos y seguidos? ¿Qué hace tu opinión mejor que la mía salvo tu propio y corrupto criterio? Todos los hombres somos iguales y tenemos derecho a exponer nuestra opinión ¿Acaso tú, que eres solo un hombre, crees merecer ser oído? ¿Acaso crees merecer tú, que eres como miles de millones, exponer y hacer valer tu opinión sobre la de otros? Llevado al puritanismo extremo, un "si" queda soberbio, puesto que no podríamos hacer oír nuestras palabras sin acallar las del otro; ni hacer valer nuestra opinión sobre la del otro sin establecer nuestro ego por encima, siendo como fuere, negando su alternativa. Claro que sin puritanismo, sin ponernos estrictos en cuanto a ejemplos o a razonamientos. Podríamos responder: "Si, porque soy un hombre, una persona, con sus derechos y sus deberes" e irnos a casa y dormir a pierna suelta; asi somos los seres humanos, cuando algo necesita de ser sopesado mejor dejarlo como está, pero ¿quién te ha elegido como ejemplo que todos debemos seguir, como para que te creas tan importante y digas lo que los demás hemos de hacer aunque solo sea una mera opinión? La opinión de un hombre, sus razones, no valen un grano de grava, puesto que según la ley de la oferta y la demanda, todos hablamos y nadie quiere escucharnos; y si nadie compra nuestro producto cegado con su propio concepto, creyendo que lo que hay en su escaparate es mejor que lo del vecino y el orgullo no nos deja afincar la mente y votar por una coalición, cediendo terreno, para ganar un poquito de poder. Pero aquí, en el puritanismo del que hablo, poniéndome estricto, sin que nadie ceda, donde el único numero que vale es el 1, el individuo, nuestro avance total sería 0. Solo nos importaríamos a nosotros mismos, y donde nuestro reino tiene importancia, nuestra palabra es escuchada; siendo de 1 y solo 1, el aforo de nuestras conferencias

Y luego, si nos ponemos en un "no" y partimos desde la universalidad de las leyes morales: Tanto como si todo el mundo intenta exponer y hacer valer su opinión, como si por contra todos creemos que nuestra opinión no ha de constar en acta y hacemos mutis por el fondo a la izquierda; todo se iría al traste y todo quedaría inconcluso y por decidir. Con el mundo en colapso, conscientes de que quien único quiere escucharnos es nuestro propio y acallado intelecto, sumido en el silencio quedaría todo.

Soberbios o infravalorados: ¿qué es lo correcto? ¿dónde está el punto exacto, el límite que nos muestra lo que debemos hacer, tanto para no ser ni lo uno ni lo otro?

Me urge más responder estas preguntas que a cualquier otro, ya que soy el primero que critica a los demás como el mejor. Y por mucho que no me parezca bien, ¿acaso soy tan importante como para que la gente me escuche? ¿O soy simplemente un actor secundario en una obra de ficción que únicamente pasa de fondo y no dice nada relevante? ¿Y en ese caso, quienes son los actores principales? ¿Acaso puede el hombre como individuo atribuirse importancia a sí mismo sin pecar de soberbia? ¿Es la soberbia el camino?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo soy lo suficientemente importante para mí mismo como para escucharme, así que hablo en voz alta y si alguien se para a escucharme y emponzoño su mente con mi cháchara será bajo su responsabilidad. Sin más.

No le busques tres pies al gato, hombre. Y no tires de filosofía barata made in Hollywood o acabarás como esos adolescentes que creen que Fight Club es una peli de intelectuales xDDD


Saludos.