lunes, 13 de septiembre de 2010

Obsesos por "lo esencial".

Pero, ¿qué es "lo esencial"? ¿La vida? ¿La vida de los demás? ¿Tus sueños? ¿El dinero?

Podría crear infinitas entradas sólo con preguntas acerca de qué es lo esencial, pero no sería divertido ni para ustedes ni para mí. Sería más bien aburrido y pesado, muy pesado. Así que, sin más, comentaré lo que pienso acerca de "lo esencial", lo primordial para vivir, disfrutar y ser felices (otro día hablaré de la felicidad, que es otro tema amplio y, aunque no lo parezca, subjetivo). Dejando de lado esta introducción, comienzo mi "Búsqueda de lo esencial".

Intentamos ansiosamente llegar a lo más alto, a lo más importante, a ¿"lo esencial"? Podemos fracasar, o podemos triunfar, es obvio.

Si fracasamos, caemos y nos amargamos. Por culpa de la impotencia, de la decepción, de la rabia, todo nos da igual, llegamos incluso a odiar a la vida, a nuestra vida y a la de los demás. Nos hundimos y necesitamos algo para salir a flote, aunque parece que no existe nada.

Si triunfamos nos sentimos en la cima por un instante, aunque no sea el mundo real. Es entonces cuando, infectados y al mismo tiempo bendecidos por nuestro inconformismo, queremos más y más y, aunque a veces afirmamos encontrarnos en una felicidad plena, nunca lo estamos del todo.

Es un bucle que se repite una y otra vez. A un niño cuando le dan un caramelo, quiere conseguir una bolsa, cuando tiene la bolsa, una caja... Si no le das el caramelo se cabreará un rato, pero si le das el caramelo, la bolsa y después te pide la caja y no la recibe, el enfado será mayor. En lo que no nos fijamos demasiado (y no lo digo por el pobre niño, que aún es pequeño y está aprendiendo) es en el resto: en los pequeños detalles. ¿Qué sería un amigo sin sonrisas, abrazos, chistes, risas, quedadas, llantos, batallitas...? Tengo la respuesta: alguien a quien nunca has visto y no sabes ni siquiera que existe. Parate un segundo y observa a tu alrededor y piensa un rato... recuerda momentos claves. Miles de cosas pueden hacerte sonreír, y otras miles pueden entristecerte. Y todos, todos esos momentos inigualables, todos esos recuerdos, todos los objetos a tu alrededor, todos los conocidos, van acompañados por diminutos detalles. Y es que los más diminutos y, a simple vista, insignificantes detalles son los que forman las grandes cosas, la esencia en si es todo este batido. Incluso los malos momentos pueden ser fundamentales. A nadie le gusta pasarlos, pero a base de palos se aprende. Tristemente, pero se aprende. Y obtener experencia también importa.

Así que, si lo que buscas tú también es (después de repetirlo mil veces) "lo esencial", yo te ofrezco un camino alternativo. Puedes tomarlo o puedes evitarlo. Puedes sacar tu propa teoría. De hecho, al igual que la dicha, "lo esencial" también es un tema subjetivo. Si no, los modernistas no lo hubieran recalcado tanto.

No hay comentarios: